Eficiencia sin probidad también es un azote



M. A. GUZMÁN GÓMEZ


U
na arrogancia mediocre –valga la redundancia– con ineficiencia y falta de idoneidad incluidas, se ha ido adueñando del proceder de no pocos funcionarios públicos, de elección o no, a diferentes niveles, sin importarles para nada el enorme daño que le causan al proceso bolivariano y sobremanera a las políticas de igualdades que se orientan para consolidar una verdadera justicia social.
En alguna medida −así lo creo− en los comicios emblemáticos del 7-O, de no acontecer esta infeliz situación, la brecha porcentual de la votación hubiese sido mucho mayor.
Indispensable, entonces, actuar en consecuencia mediante la implementación urgente, eficaz y eficiente, de asepsias extinguidoras de estos síndromes maléficos que se enquistan a nivel nacional, regional y local. Son funcionarios nada idóneos que los enfermó el cargo.
En tal sentido, los nuevos gobernadores y alcaldes bolivarianos, a elegir en diciembre y abril, tienen ese prioritario reto e ineludible compromiso con el presidente Chávez y aun más con el país, sobremanera.
Procede, sin la menor duda, una cruzada de “saneamiento ambiental”  en esas dependencias oficiales cuyos funcionarios con su echonería “gerencial”, perjudican demasiado tanto más cuando se trata de antivalores, viejos vicios heredados, reñidos totalmente con la obligada e indispensable humildad y eficiencia socialista que deben sobresalir en todo ejercicio público comprometido, además, con hacer irreversible por servicial y útil, a la Revolución Bolivariana que se nutre, fundamentalmente de los criterios colectivos de las cosas, debiendo prevalecer la honestidad y rectitud hacia una Venezuela sana y normal.
No hay que olvidar que para el Padre Libertador “el talento sin probidad es un azote” y 200 años después, en pleno proceso  dedicado a él, la eficiencia también  lo es…
Otro Sí: La oposición no se quedó  atrás… su derrota fue perfecta.

Comentarios