Por Manuel Malaver
Prensa/ECDS FM/23-07-2018.- Como no es la primera vez que María Corina
Machado se convierte en la figura política más mencionada, aplaudida y
discutida del “corsi e ricorsi” de la política nacional, debo admitir que me
siento cómodo –y casi un veterano- en eso de hacer pronósticos de hacia dónde
conducirá el futuro a una líder tan noticiosa, como fascinante.
Quiere decir que, me atreveré a visualizarla más como
periodista -que es mi oficio- que como politólogo e historiador -que no soy-,
con la promesa de que ni la amistad ni la admiración que siento por ella
nublarán mis ojos.
Y empiezo aclarando, afirmando y recordando que María
Corina Machado está haciendo lo que siempre hizo, se acostumbró hacer y hará
siempre en la rutina que, desde hace un poco menos de 20 años, fue
descubriéndola y configurándola como un nombre a tener en cuenta y cuyo
decálogo es, estar en la calle, conversar con la gente, oír sus opiniones, dar
las suyas y de esta fragua bruñir un discurso de optimismo y fe en que
Venezuela, más temprano que tarde, derrotará la tiranía.
Y con prescindencia de apegos a resultados como
terminar siendo la líder política fundamental del país, o presidenta en un
gobierno de transición que, por fuerza, tendría que considerar su nombre para
el inicio de una recuperación y reconstrucción del país.
“No es el momento” me contestaría si se lo planteo “no
creo oportuno, viable, ni útil detenernos en pasos necesarios pero que no son más
urgentes que derrocar a la dictadura y para eso ya sabemos que se requieren
esfuerzos, energía, decisión y cero distracciones”.
De modo que, ya puedo entender -y así se lo trasmito a
mis lectores-, que la están haciendo partícipe de una partida, la de la carrera
por la presidencia de la Republica, en la que no está interesada y en la que
solo cursaría después que vea la usurpación de Maduro caer por el suelo hecha
añicos.
Su pasión, entonces, solo está centrada en estos días
en la máxima exposición y al ritmo más acelerado posible de este viajar y
caminar por Venezuela, reunirse con su gente donde sea y como sea, enterarse de
los más mínimos detalles de cómo afecta la crisis a los más pobres y en las
medidas que podrían tomarse para que su males pueden puedan ser aliviados.
Pero cuidado, no es una hermanita de la caridad, ni
miembro de la congregación de la Madre Teresa de Calcuta, -aunque como
cristiana, católica y demócrata se sienta interesada por la aproximación con
los que más sufren-, sino una política, una mujer política para quien el
ejercicio de esta pasión comprometida con la moral y la justicia, lo es todo.
En estos días, por cierto, estuvo por Coro y la
Península de Paraguaná, ciudad capital y región de ese Estado Falcón que tanto
le atrae y en el que tiene tantos seguidores, recién llegada de Barquisimeto, y
de Valencia, donde pateó, como pocos, el barrio “Miguel Peña”.
También estuvo en un acto en la Universidad de
Carabobo, acompañando y solidarizándose con la rectora, Jessy Divo de Romero,
amenazada por el gobernador, un tal Lacava, que la acusa de cualquier
impropiedad por el delito de ser rectora y profesora universitaria.
No anda, como años ya harto pasados, con la gente de
SÚMATE, o con grupos de seguidores espontáneos, sino con muchachos y muchachas
de su propio partido, “Vente Venezuela”, la organización que fundó, de su puño
y letra, viste de azul y cuenta con militantes ya históricos como Omar Moreno,
Luís Barragán, José Amalio Graterol y Teresa Albanes.
Una seducción para jóvenes y viejos, hombres y
mujeres, de todos los credos, razas, y religiones y en la cual se aprende a ser
venezolano, demócrata, ciudadano y liberal.
Y con una líder, ductora, maestra y cofrade de lujo,
con la cual no cuesta reunirse, discutir y discrepar, en las oficinas de la
organización o en esas giras a las cuales te invita para dirimir en los hechos,
en la realidad, las diferencias que surjan.
De modo que, si hay pocos o muchos interesados en
conocer las ambiciones y aspiraciones más profundas de esta activísima mujer,
pues nada como saber que es una venezolana de partido, de organización, de
estructura y desde ahí, si es permisible pensar que actúa en grande y para ser
presidenta de Venezuela.
Pero como ya dije, no es en función de esa aspiración
-que juzga muy temprana- que estuvo el lunes, 16 de julio, en la Asamblea
Nacional, para recordar que había pasado un año del histórico referendo o
plebiscito, y la institución que lo había convocado, la AN, se había olvidado
del mandato que en 4 puntos le había dado el pueblo de Venezuela.
Su reclamo lo hizo a nombre de “Soy Venezuela”, la
organización que lidera con ese venezolano ausente, pero que no se pierde uno
solo de los grandes acontecimientos que ocurren en el país y con el cual y
Leopoldo López, en el 2014, creó “La Salida”: Antonio Ledezma.
Era entonces la hora, o el día, de retomar tanta
historia, tanta brega dejada pero no olvidada en el empeño de liberar Venezuela
y para demostrarlo encabezó una caminata en un barrio de Petare, donde siguió
la agenda que cumple desde el primer día que se inició en la política: hablar
con la gente.
De lo profundo del cerro, del barrio, seguro que oyó
los gritos de las enfermeras de la Maternidad Concepción Palacios que, desde
primeras horas del día, recorrían la Avenida San Martín exigiéndole al gobierno
aumento de sus salarios y mejoras en sus condiciones de trabajo, o de los
médicos del Universitario y del Estado Vargas, pidiendo se les homologara sus
sueldos con los de los militares, o los de los profesores amenazando con irse a
un paro general indefinido, o de los trabajadores petroleros en PDVSA-La
Campiña, o de los maestros, y por todas las calles y avenidas de Caracas y de
Venezuela este sacudón de la protesta que es el signo de unos tiempos en que
los partidos y sus líderes parece que se jubilaron o se fueron de vacaciones.
Una realidad o tragedia que María Corina Machado ha
enfrentado, no con críticas, quejas y llantos sino revelando su condición
incuestionable de luchadora sin tregua y poco dada a caer en la provocación de
que las mayorías democráticas están de reflujo y lo mejor es pensar en
soluciones a mediano plazo como las elecciones a concejales de diciembre o en
un revocatorio que se convocaría contra Maduro a mediados de su mandato, para
julio del 2021.
Pura política en slow motion, mientras la
hiperinflación se acelera a un ritmo del 30 por ciento mensual, los déficits en
alimentos y medicinas ya pasan del 70 por ciento, y la desnutrición y las
enfermedades no tratadas ya cobran un promedio de vidas que se acerca a las 200
al mes.
Un drama que no ha tardado en ser reconocido por la
comunidad internacional que ya está sancionado y presionando para que sus
culpables sean separados del poder en Venezuela y que, al lado del exilio
forzoso de cuatro millones de venezolanos, deja pocas dudas en cuanto a que la
solución pasa una intervención humanitaria.
Y para acelerar la cual piensa María Corina es
necesario no detenerse, no perder más tiempo en discusiones sobre la unidad o
la división, o la división o la unidad para nada, sino en discutir y ponerse de
acuerdo en la forma de continuar la lucha pero para que la dictadura madurista,
el horror de la narcodictadura y el modelo contra natura que llaman socialismo,
dejen de destruir a Venezuela.
Días de lo más transcendente, de lo más dramáticos
esperan a Venezuela, días de historia pura, o de “historia viva” como gustaba
decir y escribir el irreemplazable Jorge Olavarría y si de algo estoy seguro,
es que María Corina Machado, esa venezolana que nació y vive para la política, será
la primera en las filas. @MMalaverM
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