E
|
l
jueves en la mañana asistí a la rueda de prensa donde María Corina Machado, y
su partido, “Vente Venezuela”, expresaron su “respaldo pleno” a la
actualización del “Informe Almagro” sobre Venezuela, y en el cual, el
Secretario General de la OEA propone le sea aplicada, sin más dilaciones, la
Carta Democrática de la OEA a la dictadura de Nicolás Maduro. Fue en la sede de
la organización, con comunicadores nacionales e internacionales que, al igual
que yo, preguntaron y repreguntaron sobre la que juzgué una pulseada sobre una
situación política nacional que, pasados 18 años, no termina de enfriarse ni
calentarse lo suficiente para pasar, como se dice en química, a “otro estado”.
Y es que, aunque cueste creerlo, siguen
habiendo voces en la oposición democrática llamando a tranquilizarse, a no
perder la paciencia, a esperar aunque sea uno o dos años más, como si después
de los sucesos de la última semana, o de la que está pasando, o de la que va a
pasar, pueda haber otra temperatura que la de un país recalentado que no
explota porque se le acabó, primero, el aceite, después el agua y ahora la
gasolina.
Pero echando humo por los cuatro costados,
con amenazas de incendios que no terminan de manifestarse, y están en los
insomnios o pesadillas de quienes se acuesten sin comer, llevan meses buscando
una medicina, o temen que un amigo o familiar perdido desde hace días aparezca
en alguna morgue.
“Y a esos venezolanos” dice María Corina
Machado en un momento de su intervención “¿vamos a pedirle que se aguanten un
año más, que le demos más tiempo al régimen?”
No estaban ahí ni los líderes, ni los
dirigentes de los partidos que, desde que apareció el “Informe Almagro”, andan
preguntándose que “¿con qué se come eso?”, o “¿si el uruguayo no anda creando
falsas expectativas?”, o si, “en todo caso ¿no está ofreciendo una suerte de
“moringa diplomática” que, al comienzo, se ofrece para todo y al final, no
sirve nada?”.
Y para ellos, o fundamentalmente para
ellos, fue hablar la mañana del jueves María Corina Machado, en la sede de
“Vente Venezuela” y con palabras e ideas que, aunque se repitan muy bien, jamás
expresarán la fuerza de la furia, de la rabia, del sentimiento.
“Sentimos hoy que somos la representación
de las voces, el clamor de la Venezuela que hoy respalda y agradece que,
finalmente, haya una posición firme en la comunidad democrática internacional y
esta posición es coherente con la que hemos adoptado desde el año 2014, cuando
en marzo, estuve en el Consejo Permanente de la OEA, denunciando lo que ocurría
a esa hora en las calles de Venezuela, cómo el régimen de Maduro utilizaba,
tanto a las fuerzas de seguridad del estado, como a grupos paramilitares afectos
al régimen, para disparar, torturar, matar y asesinar jóvenes estudiantes.
Desde entonces, han sido tres años en los
cuales se ha intentado todo, todo, los cancilleres de Unasur, el Consejo
Permanente de la OEA, los países del Mercosur, los expresidentes de Unasur que
vinieron con el cuento del “falso diálogo” que fracasó y siguen con esas
maniobras, diálogos fracasados, hasta el propio Vaticano y el Departamento de
Estado estuvieron por aquí, todo, todo y lo que hemos visto son tres años de
violencia, de muerte, de devastación, y desde luego, el avance de lo que se ha
configurado hoy como un estado fallido, y forajido cuyo signo es la
destrucción”.
Un magnífico exordio, o introito, que
recuerda los mejores tiempos de una actitud política venezolana cuya virtud
esencial es la templanza, siempre secundada por convicciones, que jamás
conocerán la ambigüedad ni el olvido.
“Por eso” siguió María Corina “ voy a
citar el Informe del Secretario General de la OEA en su página 72, cuando dice:
´En el caso de Venezuela hemos agotado las vías de diálogo, de los buenos
oficios, de misiones informativas y de gestiones diplomáticas, de acercamiento.
Por lo tanto ¿alguien podría mirar a los ojos a un venezolano y pedirle que le
demos más tiempo a este régimen?”
Exactamente en lo que uno podría estar
pensando cuando se dirigía desde su casa a la rueda prensa, y se informaba que
el país había amanecido sin gasolina, o seguían los rumores sobre batallas en
la guerra del pan, o había huelgas o protestas en cualquier ciudad del país
porque las OLP volvieron a tomar un barrio con el acostumbrado saldo de muertos
y heridos.
“Las gestiones diplomáticas en Venezuela
han sido infructuosas, no sirven para nada” truena otra vez María Corina “y por
el contrario, el régimen ha arreciado más la represión, hay más presos
políticos, hay más medios cerrados, hay más dolor en Venezuela. Hoy, no hay
otra opción sino avanzar y eso es lo que ha hecho Almagro, ponerle un límite al
engaño y al guabineo, y esos son los 30 días que plantea para que el régimen
avance en la única acción posible que permite restaurar el orden constitucional
en Venezuela: que son la celebración de elecciones generales”.
Verdadera apostasía, según la opinión de
algunos líderes opositores apaciguadores, y para la cual, hace tiempo que
tienen preparada una refutación: la celebración de elecciones generales es
imposible porque no está contemplada en ningún artículo de la Constitución.
Pero frente a la cual, María Corina, ya
está al acecho y le resulta sencillo recurrir a su próxima cita del “Informe
Almagro”:
“El planteamiento del “Informe Almagro” de
exigir elecciones generales se corresponde con la ruptura del orden
constitucional, y con la decisión que aprobó el 9 de enero la Asamblea
Nacional, cuando declaró el abandono del cargo por parte de Maduro. Por lo
tanto, las elecciones generales si aplican y son el único mecanismo para
restituir el orden constitucional”
“Y por último” decide rematar: “¿Por qué
es útil la Carta Democrática ? Pues, porque la Carta Democrática es un
certificado de que en Venezuela hay una dictadura, es ponerle el sello oficial
de dictador a Maduro, y nada más y nada menos que en la OEA. A partir de este
momento, ya no luchamos solos los venezolanos, sino que la comunidad
internacional, formalmente, está obligada a acompañarnos en esta lucha.
Por eso, es importante dejar muy claro
entonces, que en lo único que debemos concentrarnos los venezolanos, es en
desplazar y desalojar la dictadura, e iniciar la reconstrucción democrática del
país. No podemos permitir que pretendan darnos migajas con unas elecciones
regionales y municipales que están en la Constitución”.
Y vuelve a citar el Informe del Secretario
General, Almagro, “cuando dice en la pag. 69: Los arreglos cosméticos a la
democracia como ofrecer elecciones para gobernadores o ir liberando a los
presos políticos por cuenta gotas, no cambian la naturaleza del régimen. Una
parodia de democracia, no es democracia.
Por lo tanto, hasta hace un tiempo, se
planteaban dos rutas. Una que llaman la convivencia democrática, la
coexistencia con el régimen. Y otra que es la lucha firme y frontal contra la
dictadura. La primera que se nos ha presentado por el señor Zapatero en esos
documentos infames que buscan un falso diálogo, se agotó. Y lo que ha traído es
esta devastación a Venezuela.
Entonces, la lucha que nos queda a los
venezolanos es la lucha frontal de la desobediencia cívica, Por eso, ha llegado
el momento de cada venezolano y cada dirigente político tiene que decir con qué
lado está: si con Zapatero para que Maduro se quedé hasta el 2019 o el dos mil
para siempre, o si estamos con el Secretario General, Luís Almagro en la lucha
frontal por sacar a Maduro del poder”.
Creo que es mediodía, las preguntas y
repuestas se suceden y por primera vez siento en una rueda de prensa que
periodistas y políticos, entrevistados y entrevistadores comparten un
sentimiento común: vivir en la Venezuela de María Corina Machado y “Vente Venezuela”
puede deparar preocupaciones pero no desconfianza, inquietudes pero no
pesimismo.
Comentarios