03 de enero de 2015.- Es
claro que Nicolás ya no va más, no escuchará en Miraflores los próximos
villancicos, la próxima Navidad venezolana vendrá sin Nicolás. Si antes
tenía al pueblo comiendo de lo que sabemos, ahora la cosa empeorará: no
les va a alcanzar.
Si
era ya bien grave la escasez de productos de la canasta básica, ahora
estos ya no solo serán escasos sino definitivamente inexistentes.
Eso
tumba a cualquier gobierno y los militares lo saben, por eso andan
sugiriendo ahora en voz baja la renuncia del presidente. Le irán
subiendo el volumen en la medida en que se vuelva más y más inminente un
violento caracazo.
El
origen de este desenlace final de la dramática tragedia del gobierno
venezolano está en una magistral jugada de ajedrez político de Obama: le
bajó a menos de la mitad el precio del barril de petróleo y le quitó el
discurso antimperialista sonsacándole a los Castro. El pendejo del
Maduro, como buen marido engañado, ni cuenta se dio.
Es
claro que Cuba no representa, per se, ningún valor económico, ni
estratégico ni político para los gringos, de manera que el interés no
era el restablecimiento de relaciones comerciales con una isla
paupérrima sino lograr el acuerdo para sacar a Maduro y así comenzar a
detener la creciente influencia China en la región.
El
inicio del canal interoceánico en Nicaragua y la tremenda hipotecada de
Venezuela en un barril sin fondo, aceleraron la decisión norteamericana
de sacudir a Latinoamérica de la presencia china en la región.
Era,
además, oportuno ya castigar tanto insulto grosero del chofer de bus
que le decía al Departamento de Estado que hicieran un cucurucho con sus
visas y se las metieran por donde mejor les cupieran.
El
gobierno Obama le tira un salvavidas a los Castro, cuyo único objetivo
político – como todo buen socialista – es mantenerse como sea en el
poder. Cuba, que siempre ha tenido un gobierno parásito, bien sabe que
no podrá seguir succionando a Venezuela y no quiere repetir la década de
hambruna que vivió tras la destetada de la Unión Soviética por el
derrumbe de su sistema, y la llegada de Chávez.
En
ese sentido el salvavidas es más que oportuno y entonces… a la porra
las identidades ideológicas. Qué pena con los ilusos chavistas, pero no
jugamos más al antimperialismo. Fue muy diciente el hecho de que tras el
anuncio de Obama y Castro, este último no le contestara durante tres
días el teléfono al angustiado Maduro, quien veía así como le quitaban
el piso sobre el que medio sostenía en pie la famosa revolución.
Tal acuerdo tiene un plazo muy corto y el tic tac ya suena muy duro en Miraflores. En
medio del ruido ensordecedor del reloj al presidente Maduro le toca
ahora algo más duro que admitir que las cifras son aterradoras (PIB,
inflación, desempleo, inseguridad y escasez).
Le toca dar el paso final al abismo político: subir el precio de la gasolina! Devaluar
aun más drásticamente un bolívar ya demasiado devaluado. Aflojar los
asfixiantes controles de precios para que la inflación no siga subiendo.
En fin, fuertes medidas muy impopulares pero de obligatoria aplicación. El acabóse total y definitivo.
El
2015 será el año de la destorcida del rabo del puerco revolucionario y
será muy doloroso y con serias repercusiones en la frontera. Si asesinan
a Leopoldo con la excusa de que fue un mitin carcelario, el caracazo
será como lo fue el 9 de abril en Bogotá y nada volverá a ser como
antes. Grandes migraciones podrían darse hacia Colombia, tal como
sucedió al revés en la década de los cincuenta. Pero pasará como con el
chikunguña, que todo el mundo sabía hace seis meses que llegaría a
Cúcuta, pero nadie hizo nada a tiempo. Ahora esta paseando por China,
gastando el & hereje, en vez de estar pensando en la renuncia que es
inevitable.
Comentarios