El Sacudón
Julio Portillo
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escogido Maduro la palabra sacudón, para lo que el Vicepresidente Arreaza
anunciaba como un cambio de estructuras, ha sido otro de los grandes
desaciertos del gobierno venezolano. En palabras del pueblo espectador fue una
“carrera de caballo y parada de burro”.
El
sacudón dice el diccionario castellano que es un cambio brusco y violento a una
situación previamente negativa. El mandatario venezolano había hablado de su
propio entorno como de burocratismo y corrupción. Incluso en la alocución le dijo a uno de los ministros
nombrados que en su área había mucha corrupción. Y los abogados decimos “a confesión de parte,
relevo de pruebas”. Un gobierno que se autocalifica de corrupto y
burócrata, no merece estar en el poder.
La
mejor definición de lo ocurrido en ese auditorio palaciego, donde el mandatario
repartía los nuevos cambures, la dio el Alcalde Metropolitano de Caracas
Antonio Ledezma, uno de los mejores políticos que tiene la oposición, al decir
que lo ocurrido no es más que un reciclaje. En efecto, lo que hubo fue un
traspaso de funciones de la misma gente. Y cada reciclado tiene detrás un
currículo de errores.
Tal
es el caso de Jaua y Ramírez. El primero es una especie de comisario que sirve
para todo. Después de quebrar la agricultura del país, pasó a manejar la
política exterior e internacional del país, donde ha dejado al Estado
venezolano con una imagen poco seria, pues después de estrecharse las manos con
el Canciller norteamericano en menos de setenta y dos horas insultó a los
Estados Unidos y del caso de la Embajadora asesinada en Kenia no dijo después
ni una sola palabra. Aceptar salir de Ministro de Relaciones Exteriores a corre
caminos es no tener pudor.
La
salida de Rafael Ramírez de Ministro de Energía y Presidente de PDVSA, es el
reconocimiento del desastre de la industria petrolera, que vende refinerías,
compra gasolina en el exterior y este titular ha fracasado en todos los
controles de cambio que ha ideado desde hace tiempo. Nombrarlo ahora Canciller
es un premio no a las habilidades para el cargo, sino a la lealtad a una causa
altamente desprestigiada.
Pero
lo más grave de este sacudón de Maduro es haberle entregado la economía del
país a un general retirado y dirigirse al pueblo como si Venezuela fuera en
este momento un país de alto crecimiento económico. Decirnos a los venezolanos
en cadena de radio y televisión que el turismo hacia y dentro de Venezuela es
algo admirable, es burlarse de la
credibilidad del pueblo. Sobre todo cuando sabemos que las líneas aéreas
internacionales han reducido sus vuelos hacia el país porque el gobierno no les
paga y porque la inseguridad que se vive, se mide en el número semanal de
asesinatos y los apuros de los hoteles por falta de agua y electricidad. Pero
como decía Moliére “el que se burla de los demás, se encuentra luego con que
los demás e burlan de él”.
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