*Escrito
por Noticias al Día y a la Hora: 18:42. Miércoles, 28 de mayo de 2014.
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descomunal paliza recibida por el régimen en las elecciones de San Cristóbal y
San Diego debería provocar una reflexión en el tambaleante gobierno de Maduro.
La jugada les salió redomadamente mal, no podían esperar otros resultados
electorales ante la destitución y detención arbitraria de los alcaldes de esos
municipios. La brutal represión signada por la violación de los derechos
humanos fue la causa principal de la vergonzosa derrota, además de la grave
crisis económica, y es una muestra del rechazo y la desaprobación del país
contra Nicolás Maduro y sus adláteres. Ante los resultados, no hubo sino
inaceptables amenazas de volver a convocar elecciones cada vez que se le
antoje.
Maduro ha
caído estrepitosamente en popularidad, apenas alcanza 17%, según las últimas
encuestas en poder de la Fuerza Armada. Las condiciones poco a poco favorecen
su salida y la de los cubanos que han dejado al país en ruinas. Maduro ha
tratado infructuosamente de suspender una reunión convocada para hoy, con el
Alto Mando Militaren pleno, trató de correr hacia delante e intentar reafirmar
un poder que no tiene en la Fuerza Aérea destituyendo al comandante general de
la Aviación, uno de los componentes, junto a la Armada, en el cual carece
de alguna influencia y control. Tristemente nos recuerda al derrocado
presidente de Honduras, Manuel Zelaya, cuando intentó regresar a su país desde
Nicaragua, con el aparente beneplácito del coronel jefe de la guarnición del
puesto fronterizo y no pudo ni traspasar los controles.
Las
debilidades de Maduro en el componente militar recuerdan al fantoche que los
militares hondureños sacaron empiyamado en un avión hacia Costa Rica. Tiene
tanto miedo de viajar y de que los militares le impidan regresar que desde hace
un mes no va a recibir directrices en Cuba.
Según
nuestras fuentes militares, Maduro tendrá que dar respuestas al Alto Mando
Militar de las políticas desacertadas que han agravado la crisis social y
económica. Los miembros de la Fuerza Armada y sus familias son víctimas como el
resto de la población del desabastecimiento y hacen cola, igual que todo el
mundo, para conseguir productos de primera necesidad.
Para un
grupo de altos oficiales lo único que puede parar la debacle del país es la
renuncia de Maduro y están dispuestos a garantizarle su vida y la de su
familia, facilitarles que se vayan a donde quieran. Ese grupo habla de una
junta de transición militar, que tenga el visto bueno del imperio, que es el
único que puede garantizar el abastecimiento de todo el país y evitar así otro
Caracazo. Los errores garrafales en los cuales ha caído Maduro, gracias a las
acciones de Diosdado Cabello, entre otros factores, ha facilitado todo para una
transición militar.
De coger
palco.
Al
gobierno le crecen los enanos; las protestas han bajado el tono, pero están
vivas y continuarán a medida que la crisis y el desabastecimiento se agudicen.
Para colmo de males, su gran aliado, el presidente Santos, acaba de sufrir un
revolcón y le costará mucho ganar en segunda vuelta. El resultado de las
elecciones del domingo fue un referéndum sobre el diálogo de paz con los
terroristas de las FARC en Cuba.
No solo
significa el fracaso de Santos y de las conversaciones de paz, también de los
cubanos, que están apostando por un espacio político para la narcoguerrilla en
Colombia, por la habilitación política de la exsenadora Piedad Córdoba –alias
Teodora– y por obtener ayuda económica y comercial del vecino país, después de
haber desplumado la gallina de los huevos de oro de Pdvsa.
El
candidato uribista, Oscar Iván Zuluaga, anunció que, de ganar la presidencia,
suspenderá los diálogos con las FARC y descalificó al gobierno de Venezuela
como facilitador, al que tildó como una dictadura, y pedirá la implementación
de la Carta Democrática de la OEA para Venezuela. Lo que viene es un
contrapunteo de vallenatos contra joropos.
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