General Carlos
Peñaloza
ND 11 Noviembre, 201
H
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ace unos meses apenas se desconocía la existencia de un
grupo llamado La Colina y la palabra fraude era tabú. Fue cuando publiqué un
artículo sobre “El poderoso Grupo La Colina” y jurungué el avispero del fraude
que estos temas salieron del closet. La MUD salto al ruedo acusando de
radicales y promotores de la abstención a los que tocamos el tema. Pese a la
defensa del CNE que adopto la MUD los escritos sobre el fraude originaron una
poderosa corriente de protesta popular promoviendo el voto y denunciando las
trampas del gobierno.* El Grupo La Colina, formado por antiguos militantes de
la extrema izquierda que manejaron la campaña de Capriles, venía actuando
discretamente desde los años ochenta hasta que hace unos meses salió a la luz
por su empeño en defender al CNE y borrar las huellas del fraude.
Como resultado en
las elecciones del 7-O en lugar de abstención Henrique Capriles logró aumentar más
del 50% el número de votos obtenidos por la candidatura de Manuel Rosales. Este
hecho mostró la debilidad del argumento sostenido por la MUD y La Colina.
Recientemente Antonio Ledezma, miembro de la MUD, declaró que los votantes
deben votar y reclamar lo cual da soporte a nuestra posición.
Algunos lectores han pedido información sobre ese Grupo
de La Colina que monopoliza las relaciones técnico electoral de la MUD con el
CNE. En este artículo comenzare a responder a ese requerimiento.
El Grupo La Colina nace a comienzo de los años 70 poco
después de la creación del MAS. En esa época un grupo de estudiantes de la USB
provenientes del PCV y movimientos radicales de izquierda como Bandera Roja y
el Partido de la Revolución Venezolana seguidores de Teodoro Petkoff decidieron
crear una filial del MAS en esa Universidad.
En ese momento la política del rector de ese centro de
estudios, el filósofo Ernesto Mayz Vallenilla, era no partidizar los grupos
estudiantiles. Años más tarde quedo en evidencia que Mayz Vallenilla era uno de
los líderes del “Grupo de los Notables” una organización que conspiró
sutilmente contra el gobierno de Pérez. Su membrecía quedo en evidencia al
hacerse pública en una carta abierta dirigida a CAP en 1990.
Para soslayar la posición de Mayz y para disimular la
intención se formó un movimiento de fachada que fue denominado “Fórmate y
Lucha”. La mayoría de los integrantes del Grupo La Colina que laboran como
técnicos electorales en la MUD son ex miembros de este movimiento. Su líder era
el ingeniero Juan Mijares quien años después fue gerente de la Campaña de
Capriles pero antes ocupó cargos muy interesantes en la Cuarta República.
La primera vez que oí hablar de “La Colina” fue al
asistir en 1985 junto con otros militares a un foro en el Instituto
Internacional de Estudios Avanzados (IDEA). En esa oportunidad siendo director
de la Academia Militar acudí con otros oficiales invitados a un foro por el
director del centro, el Dr. Luis Castro Leiva, prestigioso filósofo que
encabezaba un corriente crítica del bolivarianismo. Buena parte de los
asistentes eran jóvenes estudiantes y profesores de la cercana USB donde él era
un admirado profesor. Castro nos recibió con un breve “Bienvenidos a La
Colina”. La alusión se debía a que IDEA funcionaba en una altura que dominaba
el valle de la USB. No sé con certeza si la colina a que aludía Castro Leiva es
la misma a que se refiere este artículo, pero hay varios puntos de conexión que
llaman la atención.
Conocí a Castro Leiva en esa oportunidad y luego me reuní
con él en varias ocasiones. Para entonces había descubierto el movimiento del
capitán Chávez en la Academia Militar y logrado que lo sacaran del instituto
para iniciar una investigación sobre el caso. Esa investigación no produjo
resultado alguno y Chávez fue enviado a Elorza sin supervisión. Al conversar
con el filosofo percibí su angustia ante la posibilidad de un golpe de Estado y
la evidente incapacidad de los militares para manejar los asuntos políticos.
Para mí era evidente que el sabía que había un golpe en marcha y que Chávez
había sido detectado, pero nunca lo mencionó. Yo tampoco lo revelé porque en
ese momento la información era secreta. Esta preocupación unida a su anti
bolivarianismo atrajo irresistiblemente al filósofo a los militares para tratar
de conocer directamente si sus preocupaciones eran ciertas. Esta búsqueda lo
puso en contacto con miembros de la logia militar que incluía a Hugo Chávez. A
partir de entonces el distinguido filósofo empezó a sufrir el síndrome de
Estocolmo. Pocos años más tarde Chávez se inscribió como alumno de un Postgrado
en Ciencias Políticas en la USB facilitando contactos más estrechos. Aunque
suene increíble el crítico del bolivarianismo había sido captado por los
bolivarianos.
Luego del fracaso del golpe del 4F Castro Leiva
impulsivamente escribió acongojado para el Diario de Caracas un artículo
titulado “Muerte en palacio”. Este escrito fue censurado por la redacción de
ese periódico pero por petición de él y dado su peso especifico su columna fue
publicada en blanco. Uno de sus párrafos dice:
“La legalidad y la legitimidad del actual sistema
político y la filosofía que lo sustenta languidecen. La primera existe como
forma inconclusa, la segunda se refracta en pedazos la tercera llega hasta
justificar a Chávez y el magnicidio (de CAP).”
Este párrafo deja claro que el filosofo ya había cruzado
el Rubicón plegándose a la revolución inconclusa. Este escrito aparece
publicado en el blog del Grupo Gumilla
(http://gumilla.org/biblioteca/bases/biblo/texto/SIC1992542_97-98.pdf)
precedido por un editorial sin firma justificando el intento de asalto al poder
de Chávez.
La conexión con el Grupo Gumilla es reveladora. Esta es
la denominación popular de la fundación “Centro Gumilla”, un centro de
investigación y acción social de los jesuitas en Venezuela. La preocupación de
la Compañía de Jesús por las desigualdades y la pobreza en América Latina la
llevaron a crear este centro con la misión de combatir la exclusión social.
Todos estamos de acuerdo en luchar contra la pobreza, pero por la naturaleza de
su misión el Grupo Gumilla gravitó hacia la izquierda política.
Hace pocos años el Grupo Gumilla y Teodoro Petkoff
impulsaron el nombramiento de Vicente Díaz, un miembro del Grupo La Colina,
como magistrado del CNE. Pektkoff tras bastidores también manejo el
nombramiento de Juan Mijares como gerente de campaña de Capriles. Previamente
el Grupo La Colina había tenido un papel relevante con la candidatura de Manuel
Rosales. En ambos casos, con Rosales y Capriles “La Colina” logro convencerlos
que debían conceder derrota antes de revisar las actas electorales en lo que yo
he llamado “El síndrome del candidato sumiso”.
La conexión entre Hugo Chávez, Luis Castro Leiva, Teodoro
Petkoff, el Grupo Gumilla y el Grupo La Colina es un terreno inexplorado y
difícil de navegar. La idea no es buscar culpables sino encontrar explicaciones
a las interrogantes. ¿Qué impulsó a Castro Leiva a Cambiar de posición? Que
busca Petkoff con La Colina? En próximos artículos revelaré algunos detalles
adicionales sobre esta apasionante historia. Entretanto espero que algún lector
aporte datos a mi correo electrónico genpenaloza@gmail para seguir armando este
complicado rompecabezas y poder explicarle al país que ha pasado tras
bastidores en las últimas elecciones presidenciales.
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