Laureano Siegmund
Caracas-Bogotá 8 de Octubre de 2012.- Después de votar, tocó
regresar a Bogotá. Uno se va de Venezuela un poco triste, y preocupado por su
gente. Además, ando con una sensación extraña. Siento un gran desprecio por un
reducido grupúsculo. Ese grupúsculo de Venezola@s que no hizo un esfuerzo por
ir a votar y que ahora se rasga las vestiduras y dice que está de luto, que no
hay mañana, que están desolados, que si los Chavistas son tramposos, que se
acabo Venezuela, etc. Si no quisiste votar y preferiste ir a la playa, te cayas
la puta boca y te metes tu falsa tristeza por el culo. No me mandes PINs ni
mensajitos chimbos.
Como yo si voté y llevé a gente a
votar, siento que hoy puedo decir todo lo que quiera. Hoy me pregunto - como en
la canción del Mamut – “¿y qué pasó?”: Yo creo que no nos hizo trampa, en el
sentido estricto de la palabra, si abusó del poder, de las cadenas, compró
votos, etc., pero no tenía una maquinita en Fuerte Tiuna sacando votos, ni nos
robó 3 millones de votos de Henrique. Eso no paso. Enrique la tenía cuesta
arriba desde el día 1 y le echó un cerro de bolas.
Lo que si paso es que Chávez
empoderó al pueblo paupérrimo, ignorado y olvidado (es decir a Juan y a María,
para ponerles nombre) y les hizo sentir que es el único que se preocupa por
ellos…. Muchos dirán que: (i) los médicos cubanos son malos, pero antes no
había nada, (ii) que las universidades e institutos bolivarianos no sirven,
pero antes los pobres casi no tenían acceso a la educación superior y ahora se
gradúan y consiguen trabajo con el Estado, (iii) que las misiones son para
robar, pero algo le llega a la madre soltera, (iv) que las casas que regalan
son una porquería, pero son mejor que un techo de cartón, (v) que en los
micro-bancos se roban los reales, pero han dado créditos, (vi) que los concejos
comunales no sirven y quien sabe cuántas cosas más….
Chávez le llegó a todos esos
panitas, a los que en el pasado los gobiernos ignoraron, a los que muchos
tratamos con desprecio y a los que inclusive, a veces, les tememos.
Es muy difícil de entender, pero
Juan se identifica con Chávez y con más nadie. Es una conexión casi espiritual.
Cuando Juan y María ven a Chávez en el balcón del pueblo sienten euforia y se
les eriza la piel, porque sienten que Chávez y el pueblo son uno mismo.
Para ellos, Chávez habla claro y
“raspao”, no se “anda con “güevonadas”, le tendió una mano y los empoderó.
Sobre todo, le hizo sentir a María y a los otros desamparados que su lucha es
por ellos. Chávez es arrechó y se enfrentó al imperio y a los “burgueses” para
darles misiones, educación, comida, neveras, lavadoras y casas. Esto para
muchos de nosotros, profesionales y trabajadores, es pan y circo, pero para
Juan, que vive día a día, es la diferencia entre la vida o la muerte.
A Juan, lo que le importa es
sentir que hay alguien que está velando por él y que lo ayuda a sobrevivir. No
se preocupa por el progreso, las altas finanzas, los precios del crudo, ni la
macroeconomía, y menos le importan las expropiaciones.
Los que hemos tenido la suerte de
estudiar y de educarnos, sabemos que Chávez es un demagogo, abusador,
incompetente, que está destruyendo al país y que está rodeado de ladrones y
oportunistas. Sabemos que Chávez le dio pan y circo al pueblo, acabó con las
instituciones y ha destruido mucho de lo bueno que tenía Venezuela, pero gran
parte del pueblo, sin privilegios lo ve como lo ven Juan y María.
Sin embargo, yo estoy seguro que
renaceremos de las cenizas, que Venezuela es un gran país, que el pueblo no
quiere guerra y que quiere paz. Le toca ahora a nuestros líderes una labor de
enseñanza verdadera, de mas contacto con Juan y María, de ganarse su confianza
y de quitarles el miedo.
Hay que enseñarle al pueblo las virtudes y
recompensas del trabajo honesto, lo sabroso que es comprarse una tele, un carro
o una casa, con el fruto de tu trabajo y no tener que hacer cola y ponerle la
camisita roja a toda la familia para que te regalen la lavadora, la nevera o la
casa o para que te lleven a Cuba a un tratamiento de cataratas. Pero también
hay que convencerlo que de no los vamos a dejar desamparados otra vez, de que
su voz no será callada y que será escuchada, pero de verdad….
Ese es el mensaje que hay que
difundir. Hay que ganarse al pueblo y su confianza, tienen que sentir que no
van a perder los privilegios y derechos adquiridos y que van a ser tomados en
cuenta. El próximo presidente tiene que tener la suficiente sensibilidad para
ganarse y cuidar al pueblo que lo necesita y gobernar con eficacia y eficiencia
para también reconstruir el país. Ese será realmente el presidente de todos los
venezolanos…
No podemos seguir repitiendo en cada elección
que si Chávez gana Venezuela se acaba. Llevamos 14 años con Chávez y allí sigue
Venezuela, golpeada, mocha, sucia, empobrecida, empeñada y violada, pero allí
sigue y mañana seguirá. Venezuela no se acabó ayer. Esta mañana todos nos
despertamos, nos tomamos el café y salimos adelante, sacudidos, pero con la
frente en alto y muy orgullosos por el Flaquito que contra todo pronóstico y en
tres meses de campaña se gano a casi la mitad del pueblo. Henrique y su equipo
saben cuál es el mensaje. Y estoy seguro que lo difundirán. Nos toca ahora
seguir apoyándolos, porque no lo logró ayer, pero vamos bien y seguro que
pronto se logrará el objetivo.
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