Pasándole el rabo a la Clase
Media
Iván Olaizola D’Alessandro
Este
desgobierno no solo va a terminar el 7-O como el carro de Maldonado en Los
Próceres sino como la cadena en Caruachi. Se esta acabando el miedo.
El teniente coronel felón, cuando se ve
con el agua al cuello se vuelve ingenioso y peligroso. Se metamorfea, lee a
Kafka, o se lo leen. Jura y perjura, por un puñado de cruces, se quita el rojo,
se quita el traje del lobo y se pone el de cordero. Las inventa. En el 2003,
cuando tenía perdido el revocatorio, le ordenó al CNE aquello de las firmas
planas, se fue a Cuba y Fidel le vendió la idea de las misiones. Y le fue bien.
Un pueblo con problemas, con hambre, se las compró. Hoy cuando las encuestas ya
le comienzan a señalar su estatus de presidente saliente, sus asesores le
recomiendan que le eche mano a todo mogote. A los marginales parece que todavía
los mantiene seguros, ya que les sigue enviando sus migajas para que mal coman,
pero se le hace cada día más cuesta arriba porque los churupos se agotan. Con
los pobres la cosa esta dura, esa es una clase que se respeta a si misma, poco
le gustan las dádivas, prefiere que le den un trabajo, y de eso este
desgobierno lo que ha hecho es destruirlos y creado una clase buhoneril. En
cuanto a los ricos, además de que son bien poquitos están completos, como
gustaba decir a mi progenitor, unos pocos de ellos están con el proceso para
terminar de llenarse y el resto se hacen los locos, pero él sabe que el día del
sufragio todos le dan la espalda. Por eso la conseja es que le pase el rabo a
la clase media, para que se incorpore al proceso revolucionario, para que lo
acompañe a construir ese país que solo él vislumbra.
Pero resulta que esa clase media, otrora
poderosa tanto cualitativa como cuantitativamente, está pelando. Más caliente
que plancha de chino. Ella es una clase acostumbrada a trabajar, a producir, a
hacer sacrificios para lograr escalar social, económica y culturalmente. A
construir una familia estable, educar a sus hijos en los mejores colegios,
llevarlos a obtener una profesión en una buena universidad, que aprendan
idiomas, que conozcan mundo. Comer con cubierto pues.
En nuestro país a partir de los cincuenta
se fue formando esa clase media, hubo una gran movilización social, en especial
durante los 40 años de democracia. Lamentablemente buena parte de esa clase
media se dejó embaucar por el discurso del teniente coronel en la campaña de
1998. Pero muy pronto se dio cuenta del engaño. Se percató que la oferta era de
ir hacia el mar de la felicidad. Hacia el Castro-comunismo. Y en ese isla no
existe clase media, esta proscrita. Por eso lo fue abandonando, al punto que en
estos momentos se podría decir que la relación es de 80 a 20, y en estos 20 de
seguro están los que se ha dado en llamar boliburgueses. Aquellos que han
medrado de la revolución. De allí entonces el llamado desesperado del militar
candidato. Vénganse conmigo, que yo soy la patria. Si es verdad embustero.
Esa clase media venezolana, sea definida
según Weber o Marx, o según las reglas del capitalismo o del liberalismo, no se
come nuevamente esa coba. El socialismo del siglo XXI, eufemismo de comunismo,
no contempla la existencia de esta clase. Lo que plantea el proceso chavista
son dos clases: una, conformada por la inmensa mayoría del país, igualados por
debajo, es decir todos pobres, y él lo dice: amo a lo pobres, y claro que los
ama si ya son millones; y el puñito que esta muy cerca de él que se esta
llenando, robando groseramente los dineros del Estado, de todos los
venezolanos. Ya de eso tenemos muchos ejemplos: la antigua URSS, los países del
este Europa, Corea del Norte, Cuba.
Así estimado presidente saliente, olvídese
de nosotros, el pendejo lo dejamos bien lejos. Siga llamándonos burgueses,
apátridas, de derecha, escuálidos, pitiyanquis, y cualesquiera otros adjetivos
de su florido léxico, que el 7 de octubre le damos lo suyo. Tarde piaste
pajarito, como dijera un verdadero llanero.
@iolaizola1
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