BASURA


Julio Portillo

C

uando concluya el año, los días que acabamos de pasar servirán para el recuento anual como los más trágicos en varios sentidos. La salud nacional debe encargársele esta vez no tanto a los médicos, sino al propio pueblo. Ya nos referimos una vez en esta columna a lo que significa el insulto en política.
El mandatario Maduro no es un gobernante que acumula prestigios y respetos. Cada vez se presenta más como lo que es: un chofer sin estudios. Y nos duele por Venezuela al saber que comenzamos el siglo XX con un Presidente analfabeta, pero el siglo XXI, lo hemos iniciado con alguien que cree por desempeñarse como Jefe de Estado puede decir todo lo que le venga en gana. Solo en Cuba habíamos escuchado en el mundo, tratar a los adversarios políticos de gusanos. Y ahora es Venezuela donde un Frankenstein, con una voz de trombón, atendiendo a su tamaño, se atreve a llamar al Jefe de la Oposición basura.

Después de gritar estos denuestos, nos preguntamos, puede el representante de la nación sentarse a conversar con el ex presidente Samper, Secretario General de UNASUR y pedirle algún tipo de mediación. Oratoria tan vulgar no es propia sino la de un jefe de la intriga, pero jamás la de un Jefe de Estado. A Maduro hay que decirle que busque oficio, porque como dice Madame Necker. “Hay palabras que ofenden más que las acciones”.

Venezuela ha dado pena en estos días, el asesinato de un diputado joven envuelto en magia negra, con un crimen que  no termina el gobierno a quién atribuírselo, pero que tal parece un ajuste de cuentas de los dueños de un  motín. Pero lo grave es que se ofrezca el propio Hemiciclo de la Asamblea Nacional como funeraria para velar los restos de dos políticos muertos en extrañas circunstancias. Habrá que copiar el nombre de un sitio similar en España, llamado el Salón de “Los pasos perdidos”, porque efectivamente Venezuela ha perdido la senda de la honra.

Son tiempos de epidemia, días de mosquitos que le hacen roncha a la dignidad nacional. Mientras en la Asamblea Nacional los representantes del régimen derrochaban alabanzas para el diputado fallecido, en la calle los gérmenes de lo que ellos han creado que llaman colectivos se enfrentaban a una de las policías gubernamentales como en el viejo oeste. Y la población caraqueña observaba aquel espectáculo de terror, donde hubo muertos y daños materiales.
Como es una noticia que registran los medios de comunicación internacionales, podrá seguir hablando el Ministro del Turismo de gran afluencia de extranjeros visitando Venezuela, cuando en los índices de asesinatos de toda índole, aparecemos como uno de los países más peligrosos. ¿Puede Venezuela con este prontuario de inseguridad interna aspirar a un puesto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas?
Pero no es de extrañar que más de un intelectual de los que le sirven de limpiabotas al régimen aparezca en estos días justificando y explicando lo inexplicable.  Estos hechos son para la historia.
 

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