El arte del soñador
Emblemas de un diálogo


RÈGULO JOSÈ SANTOS

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Trujillo

Hermana ninfa que urdes sobre encajes canoros y viertes el flujo opimo cual desde los apogeos que profesa los espurios apócrifos como el ululato rumor de la fuente del fauno.

¿Por qué trascender más allá del sombrío?

Quien narra y describe la odisea que no conturba el espíritu plácido deslustra su ingénita firmeza en las galeras de la emoción, coloquio truhano bajo un vándalo fanfarrón, leyenda  de hombre enamorado donde al beso habilidoso adormece de prendas sin halago recibe del amante un clavel que posea un trivial desfogue.

Aprenda a callarse descubriendo cuando se incautan los silencios virtuosos como entre los más irascibles nemes se configure en labios musitados.

¡La esperanza acaricia el espíritu con jocosa holgura¡

Cual alegoría suscita el don parafraseado de agua perfumada con marmóreos, batallar por la libertad bien merecida en carácter sustantivo.

 ¡Quienes velan y rémora al ingenio empíreo!

 Huiré del desván agorero dista de codear entre  rancios palurdos, tendré que ver con baralipton y demás sandeces. ¡Ah! Epifonema  fortuna vasta elocuencia de verso faleuco, romper los telares incipientes que de forma delezne y por truhanería circundan la intromisión al concertino unánime de los embustes, en ocasiones lo viandante anacrónico.

¡Qué enjundiosa labor honorable del fortachón cual sabe lo que no debe emitir!

La proficua actividad temperante del maestro eximio tiende a una ciclópea tarea de poda, tejiendo mella en la senda filosofal fuerza repentista, cuyo proceder resulta admirable en tiempos bonancibles, fecunde la mocedad con el brebaje que exulto los astros o adujas zahúrdas hospedada por estas calles de la vida.

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