Paradigmas de un diálogo
La ofensa reside en labios necios, altaneros y resabiados que instigan e hieren la virtud ,degradan lo sensible a través de alocuciones bruscas, legislan la parlería encorvada en jauría. Apremio a expeler tertulias carentes de enajenación sanguinaria , el auténtico valor de la conducta se ciñe halagando sin acuciar los patronos que equiparan su directriz. La fornicación masiva se transforma en difusa más lo abrupto se expela ante los herejes , aporte desleal entre la mesura ¡Que demencia magnificente! Hombre cobarde que te escudas bajo lo mediocre como guapetón de ordas , retas al oráculo abismal mostrando temor ante su presencia , notorio falaz que exacerba el testimonio inaudito , salutación a mis coetáneos de un servidor imparcial e incondicional. Libertad para los cautivos, condena contra el impostor, so pena al traidor.
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