¿Revolución joven?, Revolución del ambiente


Arnulfo Poyer Márquez

Esto es joven, pero en planeta cansado.

El punto a exponer lo he mostrado en distintas ocasiones, de manera aislada, pero sólo en circunstancias que se muestran “especiales” se pueden destacar y sopesarlas. Este es un análisis personal, que no por ello es menos valedero, por ser proveniente de un ente “solitario”.
El gran capital ha dirigido los pasos de esta humanidad desorientada adrede, a su antojo, el permite el desarrollo de pequeños islotes que lo contradigan, porque con esa permisividad, seduce más a la masa que lo profesa, mientras los islotes no afecten a la médula punta. El gran capital vigoriza su sustentabilidad con estos agentes aislados; los parámetros de todo tipo son escalafones que no tocan el núcleo blindado de su fuente energética, antes bien, garantizan su perdurabilidad en el tiempo, en tanto sean generadores consumistas que enriquezcan la fuente energética de ese capital. Esa fuente por otro lado, esta exenta de calificativos en cuanto a su proceder, si se siente amenazado. Todas las herramientas a discreción para destruir la amenaza. Dado que mi accionar se ha abocado en lo más cercano a la acción ambientalista, o a la de la Historia, hoy voy a permitirme el desarrollo de estas líneas sobre aquella categoría:
Sobre el punto ambientalista, nuestro planeta corre riesgos de ser destruido por nuestra atroz conducta contra él. Los más escondidos pueblos naturales saben de ello; la ceguera aún supera en creces a la actividad que pueda ser resistencia de poder como para ser un freno efectivo contra tanta depredación que la imaginación no puede concebir. La ceguera arrolla campante cualquier eventualidad que señale un despertar contrario a su estado inerte e impotente. Es verdad que el gran capital -punta piramidal- arrastra en su red, un sinnúmero mundial de conciencias-pueblos tras la codicia de “superación” que incita al sueño de pertenecer algún día a la solitaria punta: TODOS los supuestos bienes fundamentados por la pirámide del capital, se transforman en señuelos “a merecer” por los sostenes de ella, los que cargan con su peso, los menos beneficiados por ella; esos señuelos son necesarios para aguijonear a las jóvenes conciencias para que fuercen el ascenso a la cúspide.
Cuando insurge una fuerza contra la o las puntas piramidales, ésta atrae muy fuerte atención en la punta piramidal principal. Pone a su servicio cuanta imaginación valga la pena para emboscar al insurgente. Pero también espera, porque el tiempo es también otro de sus alfiles guerreros. En efecto, en el área insurgente, la lucha se puede transformar en un círculo vicioso para poner horizontal a una pirámide que inventó supuestos “bienes” para sostener pirámides. O peor, el área insurgente olvida el ataque a los “bienes” que ahora son factor espía en contra del insurgente. Lo único revolucionario fue el intento de romper las viejas relaciones y crear otras nuevas; porque los “bienes” están allí mientras la propaganda del poder arrebatado se extiende, y es ejemplar para muchos, la nueva visión “que quebró los mandatos de la pirámide capitalista gobernante”. Olvida el insurgente, que en tanto no se vuelque hacia una nueva concepción de relación integral de los comprometidos en un cambio completo, no se puede hablar de nada revolucionario.
En este punto estamos desde que esto comenzó, retroalimentando su intención inicial. El otorgamiento de derechos, lo considera esencial para su avance, pero el verdadero avance está en la creación de OTRA estructura, que no copie, que se ponga a crear mediante sus propias raíces. Ese es el derecho más importante a otorgarse entre todos los responsables del cambio que se han propuesto. Es cierto, ese cambio no es instantáneo, pero DEBE VIVIRSE en ese aprendizaje, lo otro es condenar a la generación de lucha, al mismo debate, gastarlo, y a ella, cansarla de la transitoriedad que cree tener que salir, antes que estímulo hacia el cambio integral, pues el cambio político, por más influyente y profundo en la circunstancia que vive, si no tiene OTROS valores, y las perspectivas de esos nuevos valores, el tiempo se hace cargo del retroceso, en las generaciones posteriores.
Ahora bien, esos cambios no se dan, puesto que los dirigentes no ven perspectivas sino las relacionadas en el mundo circundante, y el mundo circundante está lleno de costumbres consumistas creadas para sostener cabezas piramidales. Un sencillo ejemplo es explicativo de esto: Tenemos la costumbre de cepillar los dientes con dentífrico, pero esa es una falacia impuesta por la punta piramidal para crear una sola visión dizque más práctica con respecto a la higiene bucal, cuando existen varias fórmulas naturales o sencillas, tan o más higiénicas que limpian y protegen la dentadura tan o mejor que esa imposición; con el azúcar ocurre el mismo engaño, que, sea del mundo del capital o del denominado revolucionario (cubano en este caso), el consumo “glucoso” causante del 60% de las enfermedades comunes del planeta, es de rigor piramidal la educación de muchos médicos, paliativo muy oneroso en el mundo del capital, cuando la solución está en evitar ese consumo o educar hacia otro que propenda al beneficio sanitario. No es más revolucionario un país porque posea más médicos, sino el que menos necesite de ellos. Como estos, son incontables las soluciones revolucionarias, que cortan de raíz costumbres anti-vida, de paso soluciones conjugantes con el entorno ambiental. La lectura de teoréticos olvidó otros flancos por donde penetrar y atajar en ganancia donde desnudaríamos la mentira piramidal. La generación inicial de un proceso revolucionario sabe que es puente, pero actúa como “llegaderos”, pese a que poseen los bisturíes para cortar los nexos que los unían a los antiguos puertos: uno de esos bisturíes es el acercar para sí los portadores de los nuevos nexos, regados por el país insurgente.
Sirva el ejemplo para enlazar propuestas conectivas con los nuevos puertos: ya que es del entorno ambiental de lo que hablamos, es URGENTE crear la MISIÓN HUERTA, o la denominación que se les ocurra. Cada entidad escolar debe poseer su propio vivero. Cada pupilo con sus padres se les debe enseñar la creación de huertas familiares; cada profesor debe ser el ejemplo para ello. Cada zona debe tener la conexión que pueda entre todos reunir elementos para asistirse entre sí, sin el intercambio comercial, plantas medicinales, hortalizas, verduras, flores, que los barrios empiecen a ser autogestionarios y autosustentables en los rubros que necesita, no dejar espacio libre donde se puedan sembrar palmeras, si no árboles, enseñar la autogestión, de manera que tan importante será una reunión sobre el mantenimiento y gestionamiento de las huertas como las deudas y quehaceres de los vecinos. No hablo de consejos comunales, hablo de todos los pobladores. La postura de cercanía con el ambiente HAY QUE obligarla, este no es un tiempo para elegir, es una guerra frontal contra la vieja postura del desdén, que si es el estado o los comerciantes los que tienen que moverse. La atención en la autogestión conduce a acciones de protagonismo, ya no son meros conceptos, ni mantenimiento ni gobierno patriarcal, es ENSEÑAR A PESCAR. Entonces se verá la diferencia de un ambientalista fashion, y otro revolucionario.
Un gobierno que se tilde revolucionario, DEBE serlo en cuanto a su esencia, por el cariz de tiempo que atravesamos, y lo será más aún en cuanto rompa aún más con el tiempo piramidal que lo mantenía encadenado. Me atrevo a decir que HOY un gobierno es revolucionario, no solo en su deber que siente otorgarle derechos perdidos al pueblo que le sigue –en eso lo han sido todos los gobiernos revolucionarios, más o menos según su propia inventiva o capacidad-. Pero si en su generosidad, ese gobierno revolucionario no aprende del lazo que toda la humanidad ha olvidado desde más allá de la invención del alfabeto, esto es, la relación ser humano-entorno ambiental, entonces que se olvide de revolución. El deplorable castigo que acusa a los más detractores (a los del gran capital), también lo corre sin remedio.
Es en ese sentido, que este pueblo, habiendo dado los pasos más elementales, difíciles, está alimentando de la manera más ingenua al capital que acusa ser el verdugo de la humanidad, al no ofrecer de la misma altura que su inversión en la faja Orinoquia por ejemplo, alternativas que tienten al paisanado andar por otros caminos contrarios al despilfarro hidrocarburo. Otro gallo cantaría, si desde la primaria, a los pupilos se les enseñara además de la auto-sustentabilidad mediante las huertas y los viveros escolares, la construcción de las viviendas hechas con la misma tierra donde se habita, en vez de ese calvario que debe arrostrar cada barrícola de adquirir cada materia prima cuya inversión no va sino a la ganancia de la fuente piramidal. La técnica de construcción del SUPERADOBE, es un paso agigantado en cuanto al derecho habitacional que cada venezolano anhela. Hablamos de una construcción entre vecinos (cayapa), no hace falta ser albañiles; son construcciones antisísmicas, 10% del cemento en una tradicional, 60 a 70% más baratas, ejecutadas con la misma tierra donde se vive, 2% en gasto de madera y en el quinto de tiempo que la vivienda convencional: una revolución que evitaría tanto comercio con el expolio a la tierra, al hierro, a la madera. Hablo también de construir pueblos enteros con la autogestión que da la agroecología, utilizando el metano para energía, hablo de la energía solar y eliminarnos el retraso anti-ecológico que ofrece la energía hidroeléctrica, hablo de otra sociedad. Un mundo cautivo espera un núcleo permacultor que agilice esta revolución. Ese sí sería un país que enseña al mundo cómo vivir sin el expolio a Tierra. Nuestros barrios serían el ejemplo para el mundo, sin un poste de luz proveniente de los mamotretos hidroeléctricos. Nuevas conductas a manejarse en las ciudades, donde la bicicleta sea también un derecho, antes que un snob deportista.
Al contrario, la “revolución” de la fritanga se ha adueñado de mis ciudades. La belleza física se apoltronó en los programas televisivos para puro soñarla. Las siembras de extensión masiva desembocan a la indignación por la fealdad de las zonas adyacentes donde vivo, entonces cada cloaca es de mi interés, y una política mal llevada en las aguas servidas, puede derrocar a un gobernador local, pues los intereses por el embellecimiento esparcido cual semilla bien planificados, obligatoriamente desaloja la indigencia “cuarto mundista” sembrada por generaciones.
Si se condujera a poblaciones a fundar nuevos poblados con estas técnicas, además de la agroecología, a manipular energía solar y de biodigestores para sus quehaceres, cuánto hampa estaríamos extirpando; que por cierto, la otra cara en este momento sería: ¿cuántos ríos estamos empeorando con los agroquímicos en sus caudales a través de la agricultura extensiva? ¿Cuánto metano estamos derrochando sin utilizar para el beneficio de las siembras? Ni hablemos de la energía fósil, además de regalada, el sueño es aumentar la barbarie de su explotación 2, 3, 4, 5, 6, millones de barriles diarios, etc, etc. Es sencillo, en esta Tierra vivimos todos, si hay responsabilidad en el gran capital por su explotación, tan igual existe en quien habiéndose extirpado la dirección de ese capital, lo alimenta por vías alternas. No hemos venido a hacer parodias. Esto es joven, pero en planeta cansado. Sin el entorno ambiental de la mano, no hay revolución.
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