¿Carcinomas o Magos?

Arnulfo Poyer Márquez
Nadie sabe que pisa Tierra.   A. P. M.

H
ace algunos años el descubrimiento de unos restos congelados de mamuts y otros animales de gran talla en la Siberia rusa, demostró a los paleontólogos dos aspectos impactantes: primero que murieron de inmediato, luego de una gran sacudida jamás sentida por lo menos por esta humanidad en toda su historia, que ni en mitos ha sido recogida; segundo, el ambiente era de un distinto a lo que es hoy la estepa rusa, los estómagos de los animales bien conservados, reflejaron que recién se habían alimentado de abundantes vegetales que no habrán existido en esa amplísima geografía mínimo de 13 mil años para atrás. Los gigantes sobrevivientes podrán sostenerse aún dos a tres mil años en otras latitudes, luego del espantoso suceso que barrió a la entonces, selva rusa, quedarían extintos no más allá de hace 10 mil años. No pudieron superar los nuevos condicionamientos impuestos al planeta.
Mirando hoy día a nuestra “contaminada y única nave espacial”, podemos sopesar de soslayo cuánto de propaganda contiene el por lo menos slogan “dosseriano”, pues, el suceso económico político diario mundial arropa de tal manera al suceso ambiental en el espacio mediático, que los televidentes del bando que “no es” el del capital, han aprendido a emitir con propiedad cierta opinión creyendo con ello estar en la postura correcta y con ella “andar en revolución”; si no, adoptando cierto adorno de humildad, creer que se está “al principio” del camino hacia ella. Claro, sobre el entorno ambiental, son milenios que fraguan las neuronas de nuestra especie tratando de vivir al margen de su “constitución”, y como el emplazamiento ambiental se aboca por tantos flancos, algún que otro mezquino medio, suelta una esnobista mirada para dar una imagen de fresca juventud al estructural egocentrismo. Estamos avasallados de tanto egocentrismo que en lo macro, somos la referencia exacta de un enfermo canceroso que no desea le señalen el mal que acusa, y mucho menos aceptar las terapias que pueden salvarlo del hoyo final.
Poco nos queda como especie, y entretanto preferimos comentar sobre el mercado egoísta neoliberal, de la responsabilidad de unos cuantos, u opinar frescos que es la vida en socialismo, como la vida tiene color de rosas, mientras en lo general, enfermamos indirectamente más al inocente proporcionándole más consumismo, exhortándole que no lo adopte. Definitivamente, ni guías ni pupilos saben dónde están parados. Ni siquiera sabemos QUÉ ES socialismo, cuando lo único que vemos es un túnel de gula y egoísmos territoriales mezclados de nosotros mismos sin ver más allá. Que no es dándole la fábrica al obrero como se empiezan a arreglar las cosas, si la fábrica depreda nuestro futuro. Revolución es entonces, VER lo andado; lo que hay que cortar de raíz; lo andado si es preciso, si ello está mal; convencer(nos) que no somos los que andamos sobre esto, sino EN esto, más, es ESTO lo que anda. Aprender por tanto de sus leyes y armar nuevos caminos para aprender a andar. Revolución es COMENZAR-ANDAR el camino como especie, a existir con la Madre de madres, que ese ejemplo es el que esperan los pueblos, y no lo demuestran porque esta humanidad está asfixiada en las marañas económicas por lo que sus visiones son sumamente limitadas. No ocurre así desde la perspectiva noticiosa. He aquí un ejemplo:
Al paso que va la extinción de los felinos y los cetáceos en el mundo (95% de unos, 85% de otros), el fito y zooplancton, el hielo polar, los manglares, nadie está informado por ejemplo de la extinción de las abejas. Un extraño “sida”, por ponerle un tilde tétrico, ha reducido al hermanito de los amaneceres a la macabra cifra de 85% en sólo lo que va de década del siglo XXI, en algunos países de Europa y algunas regiones de Estados Unidos, las cifras han tocado casi el 100%, y hablamos de los más grandes productores mundiales; un hongo que desaparece panales naturales y criaderos en cuestión de días. Quizás fue la miel la primera moneda, y sus cazadores, verdaderos sabios de la conexión magnética que el sólo manejar estos reinos concibe otra forma de hablar con Tierra. Pero la miel no es lo importante con todo lo que lo sea. Sin abejas, la polinización se frena tan drásticamente, que ni imaginemos la degradación de la vida natural dependiente de ello. Estos no son datos inventados, la web está a la distancia de la aspiración de cualquier interesado para estos y más datos, sólo hay que tener oídos para ello y las manos tocarán las teclas para divulgarlo. Pero ojos que vean, todos los poseemos. Es como si un gran estratega está rodeando y arrinconando a nuestra especie esparcida por distintos flancos para darnos el jaque final... sin que nuestro ego se entere.
De las tantas señales que aquejan al enfermo entorno ambiental, ninguna solución está a la altura para reparar el gravísimo malestar. Para verlo desde lo estructural capitalista, se “evidencia” que la solución “no está a la mano”, que la enseñanza se debe impartir en familia o en el medio escolar. Si se juega en el otro equipo, “la culpa” es del capital, también a la manera del otro equipo, se imparten medidas en familia o en la educación, se hacen algunos arreglitos con los que se cree, la revolución está en marcha, pues esos arreglitos la visión anterior ni siquiera intentaría trabajarlos. La ignorancia es tan bárbara que la tentativa por tan siquiera ofrecer miradas reales alternativas, serían calificadas “contra revolucionarias”, o ridículas para salir del paso. Es peligroso verse en un campo donde lo alternativo al capital, NO existe; con el hecho de pasar de una estructura oligarca como dueña de un “casi todo”, a proporcionar un bienestar más equitativo de ese capital, NO se están arreglando las cosas, pues el capital NO es el meollo, aunque sea ello el principio para profundizar un cambio radical. Si el cambio radical no se establece interno y se practica hacia fuera en tanto se hace el cambio económico, no se desarrolla sino una burda oposición de manejar el capital, puesto que la pobreza no es en sí de carencia de capital, sino carencia de conexión con el todo que nos da la vida y nos sostiene.
El manejo de cantidades insondables de hidrocarburos, es de una responsabilidad tan insondable cual la profundidad de los pozos que se posee. Pero producción con expolio es saqueo, vaya para las masas o al oligarca el dividendo. El amparo general es la divisa de la justicia, pero el término “general” implica partir desde la madre que te parió y brinda el sustento; el conocimiento está en el aula de su vientre esfera, no en lo ínfimo que pretendes extraer apurado de ella. La conexión aclara la cercanía, permitirla es acrecentar el poder, y el poder de Tierra proporciona vivir en salud. Sé que peco de charlatán para algunos en nuestra visión tan desconectada, pero Algo me dice que igual debo transcribirlo: Una comunicación telepática con un ser amado es más sensata que el teléfono. Un sueño habla más nítido que el más claro plan preconcebido. La humildad camina más lejos que la verborrea. Este planeta tiene la más fuerte de las energías para hacer a nuestro antojo lo que de ella deseemos: La energía magnética; con ella fueron levantadas las pirámides, con ella está la comunicación a otros niveles con todo lo que nos abraza en esta corteza terrestre, desde la brisa a lo desconocido ¿qué elemento químico está fuera de su dominio? No existe peor plaga que nuestra especie, pero a la vez, no existe apuesta más alta por este mundo que nuestra especie. Preferimos ser veletas de cualquier “ismo”, y por él ofrendar lo más caro que tenemos, nuestra vida, este precioso chance virtuoso que pierde su capacidad creativa ante las pantallas, el vicio, el tráfico, la lucubración y el confort, al que confunde con Libertad.
Para colmo, el cosmos  quiere hacer lo suyo con nosotros. Pero el ego en las bolsas y la carrera que mal define “productiva”, colocan al mensajero de estos signos que hablo, más cerca del charlatán que de la confianza. Nuestro país se encuentra en efecto en un punto insurrecto a lo establecido, al haber cortado lazos fundamentales que lo apresaban cual colonia, pero en cuanto a su cercanía con lo que he estimado, no solo no está haciendo nada, sino que en el hiper market en que ha transformado su vida cosmopolita, es apenas un condimento exótico en el sancocho mortal a punto de hervir. Por allí está un bicho raro al que le han atribuido los últimos desastres ecológicos y telúricos (cometa, estrella marrón, punto negro, ovni, “Elenin”) y del que los fundamentalistas e incrédulos no dejan de mirar de reojo; lo cierto que tanto NASA como su equivalente rusa han alertado a sus nacionales, y en este último, que ya tienen la experiencia de hace milenios, como la cosa rara que pasó de tangente por Siberia hace cien años, para apurar los innumerables refugios, no vaya ser que no puedan echar el cuento.
Lo cierto que sin alardes alarmistas con lo dicho, un detalle para cierta previsión básica en cuanto ¡a nada!, existe en este gran mundo nuestro llamado Venezuela, del que pende el gran momento de los pueblos para adherir otros intereses que aúpen esa conexión, estableciendo (o eligiendo) una ciudad que prepondere una vida distinta, enlazada en otras relaciones que con sólo el propósito, esta Tierra no lo haría esperar en propagar su ejemplo –sé cuánto me juego manifestar lo que digo-, pero sólo porque soy testigo de hechos personales, tengo el atrevimiento de hacerlo. Meditar es un deber que la humanidad posee por gracia, mediante la cual una bondad infinita se apersona y muestra lo distintos que somos sin los legados de la alienación milenaria. El hacer NO ES trabajo. El amor está en todo. Y todo vive, desde que está manifestado, ES, y ese ES, es muy distinto a lo que hace la humanidad desde milenios, pues es una manifestación de PODER. Conocerlo es andar en esto que pisamos, que nunca observamos. Creo que sí estamos a tiempo, más si también al tiempo lo olvidamos, pues todo lo que realizamos, es en presente que lo hacemos. Hora que descubramos que no venimos a ser carcinoma. Somos Magos.

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