Hno. Jesuita José María Korta en huelga de hambre

Solidaridad: un valor imponderable por la causa indígena
El hermano José María Korta Lasarte S.L.
José Camejo Suárez
En una sociedad que pareciera estar marcada por la anarquía social, donde, se puede dar fe de que las instituciones no funcionan como lo establecen la Constitución y las leyes es sumamente difícil conseguir el apoyo del otro, el apoyo del vecino, el apoyo del no vecino. Es decir, la solidaridad, definida como “Adhesión circunstancial a la empresa o a la causa de otros” ha venido desapareciendo del ámbito nacional y, en contraposición, la indiferencia, por aquello de “que a mí no me importa porque no es conmigo” se impone como una conducta generalizada en la sociedad venezolana.
Parte del pliego de peticiones del hermano Korta
Sin embargo en el ámbito nacional e internacional se observan ciudadanos que embriagados por un gran espíritu de solidaridad reclaman, poniendo en juego su propia vida, los derechos de los demás, muy particularmente el derecho a ser libre o el derecho a disfrutar de los beneficios que están establecidos en las leyes muy apropiados a la convivencia humana.
Así hemos observado durante este año la triste posición asumida por Orlando Zapata, quien después de haberse sometido a una rigurosa huelga de hambre, ante la presunta indiferencia del gobierno cubano que no atendió sus peticiones de liberar a los presos políticos prefirió dejarse morir. Luego en Venezuela, el señor Franklin Brito, también corrió con el mismo infortunio y desde lejos se aprecia una total indiferencia, ya pasó, ya no importa, “a mí no me toca porque yo, ¡Que va… yo no hago huelgas de hambre!“
Y ahora, desde el 18 de octubre del presente año, en Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, el hermano JOSE MARÍA KORTA LASARTE S.I., se instaló en la planta baja, esquina de pajaritos, del edificio sede de la Asamblea Nacional e inició una peligrosa huelga de hambre, pues su edad pasa de los 80 años. Su lucha refleja un gran espíritu de solidaridad humana; pues, aunque declara su apoyo al Cacique yukpa SABINO ROMERO, el yukpa ALEXANDER ROMERO, y el Cacique OLEGARIO ROMERO, quienes se encuentran privados de su libertad y, salvo mejor opinión, juzgados fuera del proceso que les corresponde; la lucha iniciada del hermano Korta, es más amplia, reclama los derechos constitucionales de los indígenas, clase social bastante marginada a través del tiempo que abrigó fuertes esperanzas con este gobierno para mejorar sus condiciones de vida, sin embargo, ahora atisba una especie de frustración al sentirse en completo abandono. Sienten que aunque existe un marco legal concebido para los indígenas, estos continúan siendo víctimas de las peores injusticias.
Señala el hermano Korta que “Hacen falta políticas públicas indígenas desde abajo, dese el soberano como mecanismos de apropiación del derecho por parte del sujeto social. Es necesaria la desestatización de lo indígena. El derecho a la demarcación no es otra cosa que el derecho a la tierra y todavía, después de once años de Gobierno Revolucionario, no se ha podido concretar”.
De lo antes expuesto, se desprende que este valiente ciudadano, el hermano jesuita José María Korta Lasarte, es digno del más alto encomio, mayor respeto y mejor consideración, nuestro llamado con carácter de urgencia es para los órganos que les compete esta situación, entre ellos: Presidencia de la República, Asamblea Nacional, particularmente, en la persona de la diputada Nohemí Pocaterra y las comisiones indigenistas, la Defensoría del Pueblo, el Ministerio de Agricultura y Tierras… Los órganos de Derechos Humanos. No dejen que el hermano Korta muera de hambre como ocurrió con Zapata en Cuba y Brito en Venezuela. Es mucho lo que se puede hacer para evitar un desenlace trágico. Es preciso dejar el discurso mediático y ejecutar las acciones pertinentes.

Publicado en APORREA el 22-10-2010. Sección: Por los Derechos Humanos Contra la Impunidad

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